5/12/11

Otro debate electoral que no convence


De cara a las muy cercanas elecciones primarias de la Mesa de la Unidad (MUD), todos los precandidatos opositores se dieron cita ayer en los estudios de Venevisión, para llevar a cabo el súper promocionado debate, que permitiría a los venezolanos conocer un poco más las propuestas de cada aspirante, determinar la capacidad de éstos para defender sus posiciones y escuchar posibles soluciones a los diversos problemas que afectan a la nación. Ya se había realizado un evento en la Universidad Católica Andrés Bello, organizado por el gremio estudiantil, en el cual las nuevas opciones democráticas trataron temas de gran peso en la actualidad como el empleo, la seguridad y la educación. Aunque se cuestionó en aquel momento la falta de un verdadero debate, ya que los personajes políticos se limitaron a responder preguntas sin refutar lo que sus "rivales" argumentaban, al menos tuvieron la oportunidad de dar respuestas a las mismas preguntas, lo que nos permitía hacer comparaciones que, a la larga, podrían influenciar nuestro voto el próximo 12 de febrero. En esta oportunidad, serían periodistas los encargados de disparar las interrogantes a los 6 candidatos, quienes tendrían, al igual que en la UCAB, 1 minuto para responderlas. La dinámica consistía en "sortear" un periodista y un candidato, al más puro estilo de 12 Corazones, en cada negro, con el fin de que al finalizar el mismo, todos los participantes hubieran tenido derecho a preguntar y responder, respectivamente. El moderador, tan determinante en este tipo de intercambios de ideas, se limitó a repetir durante 2 horas que la audiencia podía participar a través del Twitter y a recordarle a los interrogados, previo a cada respuesta, que sólo tenían un minuto para expresarse. A pocos minutos de haberse iniciado el programa, ya se comprendía que el término debate no había sido más que una artimaña publicitaria.
A pesar de las limitaciones, aquéllos que televisábamos el show pretendíamos aprovechar la ocasión para obtener de las opciones opositoras información valiosa que nos permitiera tomar una decisión acertada. Luego de la primera ronda, percibimos que algunos candidatos se iban por la tangente y utilizaban algunos segundos para hacer énfasis en las prioridades delineadas en sus campañas. Pensamos, ingenuamente, que esta digresión era producto de los nervios propios de un enfrentamiento político que apenas comenzaba. Sin embargo, luego de un par de rondas más, aceptamos con resignación que sólo saldrían al paso de las preguntas cuyas respuestas habían sido ensayadas antes del programa; en el caso contrario, utilizarían una especie de comodín que consistía en hablar de aquéllo que mejor manejan. Por ejemplo, Leopoldo insistía en atacar la inseguridad; Capriles prometía educar a la población; María Corina buscaba la conspiración del universo reiterando que antes de cualquier plan "hay que derrotar a Hugo Chávez"; Pérez apelaba a garantizar que él ganaría la Presidencia de la República con un tono forzadamente conciliatorio; Medina soltaba todo lo que tenía que decir por medio de un discurso hediondo a Cuarta República; y Arria se refugiaba en la experiencia de la cual lo enviste sus años como gobernador de Caracas y en la denuncia sobre el presidente Chávez ante la CID para ganarse al colectivo.
El esperado debate se tornó aburrido. Fue Leopoldo López quien intentó inyectarle morbo y picardía al encuentro, aludiendo a Capriles Radonski en par de ocasiones, pero el Gobernador de Miranda esquivó los golpes y se retiró hacia las cuerdas, para evitar el nocaut. No obstante, el Twitter sirvió de recepción para que todos los seguidores del decepcionante debate opinaran, criticaran y, por supuesto bromearan sobre las respuestas y actitudes de los candidatos. Una de las voces más comunes fue la de "Pablo Medina, retírate, por favor", pues su falta de picardía y el odio que destila en cada palabra influyeron en su contra. Otros tweets hacían referencia al botox del candidato Arias, a las técnicas de autoayuda empleadas por la Machado, al "guabineo" de Leopoldo y a la semejanza entre la ronda de preguntas del debate y la del Miss Venezuela, entre otras cosas.
Personalmente, creo que no podemos hablar de un ganador claro. Quizás, Capriles fue quien se manejó mejor, pues tomó como punta de lanza la educación, la raíz de todos nuestros males; no cayó en el clásico discurso antichavista y se atrevió a meterse en otros temas de interés. María Corina y Medina apostaron a reiterar el mal que ha representado Hugo Chávez para nuestra sociedad y la necesidad de deshacernos de él; ella transmite el mensaje de que primero lo sacamos y después vemos qué hacemos, mientras que él trata de convencernos que su vinculación con el actual mandatario nacional fue simplemente accidental. Leopoldo lució perdido en las primeras 3 preguntas y luego quiso reivindicarse con el fallido intento de provocación hacía Radonski; además, se refugió en un espacio seguro como lo es la inseguridad e irónicamente no mostró seguridad en otras áreas. Pérez sonó a caletre, arriesgó poco y, por momento, estuvo ausente. Ya a estas alturas de la competencia, el discurso de amor y paz no es suficiente para convencer a un pueblo desesperado. Finalmente, Arria muestra mucha madurez, ya ha sido candidato a la presidencia anteriormente, pero rememora inevitablemente a los políticos de antes. Sin embargo, algunas de sus propuestas son bastante interesantes.
Fue más la bulla que la cabuya el debate de Venevisión. Los precandidatos tendrán que seguir esforzándose más para imponerse en el favoritismo de la ciudadanía. Si surge la idea de un nuevo debate, sugiero que se ajusten a la definición y nos brinden una discusión más interesante y exigente.
 

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